YO SOY EL HUMO NEGRO (Un título friki para un artículo friki)


La serie Lost ha terminado recientemente tras seis años de emisión, con cierta polémica, por cierto. Pero no es del final de lo que voy a hablar, eso se lo dejo a los más fanáticos que se desahogan en foros maldiciendo indignados a los guionistas entre spoiler y spoiler. Lo que pretendo es hacer una humilde reflexión y romper de paso una lanza en favor de aquellos que hemos sido tachados de frikis por haber seguido de principio a fin la compleja trama que envuelve esta serie que seguro pasará a la historia como un digno referente de las series de ciencia ficción. Lo hago por la sencilla razón de que si se es bueno para criticar, se ha de serlo también para defenderse de las críticas, lo cual pierde parte de su sentido cuando afirmo y reafirmo que soy un friki y estoy orgulloso de serlo.

Lo soy si ser freak significa ser un fetichista del cine negro o ser un acérrimo defensor del humor absurdo de Muchachada Nui. Si saberte al dedillo toda la discografía de Mamá Ladilla significa ser un frikazo de los huevos, soy un frikazo de los huevos y como tal pueden tratarme. Como también lo soy si ello significa haber visionado repetidas veces todas y cada una de las películas de George A. Romero, el gran maestro de las pelis de zombies. Pero seguro que todos esos cibernautas que pierden su valioso tiempo creando grupos en Facebook alegando que jamás en su vida han visto un episodio de Perdidos están libres de todo pecado, librándose de ese calificativo tan digno de la obra maestra de Tod Browning. Seguro que esos enteradillos que hablan de fiebre colectiva mientras se tragan todas las noches Callejeros Viajeros con un canuto enorme en la mano tienen mejores cosas que hacer que ver Lost. Enhorabuena machotes, estoy orgulloso de vosotros por no haber formado parte del rebaño. Aunque yo no me arrepiento. No me arrepiento de haber disfrutado durante todos estos años de esta magistral serie que ha sabido mantener pegados a la pantalla a miles de espectadores, como no me arrepiento de haber descubierto a actorazos de la talla de Terry O`Quinn o Michael Emerson, ni de que en mis mejores fantasías aparezcan Kate y Ana Lucía o que la batuta de Giacchino me haya provocado tantas veces taquicardia.

Ahora ya es oficial damas y caballeros, soy un friki del copón. Aunque nunca haya visto Star Trek ni La Guerra de las Galaxias, porque a mi manera de entender la ciencia ficción no las considere dignas del género, sí he sufrido junto con la suboficial Ripley las espantosas travesuras de aquel alien que la trajo de cabeza. Me han subyugado los misterios del recóndito océano de Solaris o del famoso monolito de 2001, odisea en el espacio. Las Crónicas Marcianas de Bradbury, Fahrenheit 451 llevada por Truffaut a la pantalla o el terror tecnológico de las novelas de Michael Crichton me han hecho alucinar más que cualquier sustancia y me han hecho soñar con ovejas eléctricas como los androides de Philip K. Dick. Lo curioso es que ninguna de estas maravillas del cine y la literatura lograron hacerme caer en el fanatismo, ni mucho menos en el borreguismo del que tanto se habla por la red a la hora de descalificar a los seguidores de Jacob y don Humo Negro. ¿Será que yo también he sido cautivado por una de las poquísimas joyas que ha parido la televisión estadounidense en mucho tiempo? ¿Será que, con sus cosas buenas y sus cosas malas, Perdidos pasará a la historia? ¿O será que soy un puto friki como todos los que estáis leyendo esta mierda de artículo?

NAMASTE

-Kevin Laden -

http://diosesterrorista.blogspot.com/